"El místico, el visionario, el mártir..."

viernes, junio 27, 2008

El adiós del drogadicto




Los automóviles circulaban por la calle mientras yo cruzaba la vereda;
rápidamente, el aire me embargó y las personas nos mezclamos entre las arenas más movedizas que conoce nuestra especie.
Cada cual hace lo que quiere, la música, la comida y el movimiento
y siguen su camino, buscando una utilidad para sus vidas.
Ese día hice una pequeña parada y me dirigí a los campos verdes que tanto me agradan.
Allí respiré profundo, me acoste sobre la yerba fresca, cerré mis ojos y volví a respirar.
-la eternidad se me vino encima- pensé.
Y aquellos 15 minutos fueron los más eternos de toda mi vida, esa eternidad que no aburre, que solo inflama de paz el corazón, y que nunca debería acabar.
Aún así llegó el tiempo en que tuve que levantarme y seguir caminando, porque mi destino todavía era lejano.
Vi nuevamente a las personas caminando en su monotonía asquerosa y llena de gris. Mi semblante era otro; colorido, alegre, más bien tranquilo. Todos seguían en constante avance, con su música, sus movimientos y su comida. Estos elementos me hicieron recordar las fiestas de salón de las cortes ilustres, pero yo no tenía el traje adecuado, ni quería estar ahí. Cuando encontré mi destino, esa paz que había experimentado con anterioridad retornó a mi pecho. Yo sólo tuve que acostarme en una cama cómoda, cerrar los ojos y esperar que la taparan, pues ya era la hora en que mis amigos y familiares me lloraran, mientras yo descendía hacia la tierra fértil que me vió nacer...



-.Descensus ad Inferos.- Has returned...